Primera Llamada
Estamos a pocos meses de iniciar una nueva administración federal con
un partido “nuevo”, un partido que creó expectativas muy altas en la sociedad,
de tal dimensión que en muchos casos suenan imposibles de cumplir e incluso de
creer.
La gente está ávida de un cambio, tiene la esperanza o ilusión que
todo puede cambiar de la noche a la mañana, sin embargo, hay muchas cosas que
aún no cuajan o más bien nunca tuvieron los ingredientes para tal efecto.
A pesar de ello, el próximo presidente de México se puede sentir
tranquilo aunque no confiado, ya que tiene un escenario inmejorable en el poder
legislativo para poder realizar muchas de sus promesas de campaña, sin embargo,
el poder marea, ciega y ensordece.
Hay un dicho político muy socorrido tanto por políticos como
asesores de la vieja escuela, “prometer no empobrece” y menos en campaña, el
problema viene cuando estás frente a un electorado que no es el mismo de antes,
un electorado empoderado que tiene recursos tecnológicos que le permiten
contrastar, opinar y exigir, aunque sea desde el anonimato de una red social.
En una campaña electoral lo que más predomina son los grandes
deseos y sueños guajiros que las cosas pueden mejorar, sobre todo cuando
hablamos de propuestas, las cuales obedecen a una estrategia de
posicionamiento, sin embargo, el problema viene cuando estás como gobernante y no
resultan tangibles para la sociedad, por ejemplo la Constitución Moral.
Hasta ahora, Andrés Manuel mantiene en sus redes sociales una
agenda discreta en torno a los temas que atiende personalmente y deja que su
equipo de transición se encargue de afrontar los temas controversiales, de esta
manera, él sigue marcando la agenda y se escuda de recibir golpes directamente.
Una estrategia mesurada que le permitirá alargar un poco su luna de miel.
Las cualidades comunicacionales de Andrés Manuel son innegables
como candidato en esta última campaña, veremos si puede diferenciar las dos
etapas y salir victorioso ya que son cosas distintas. Hay muchos ejemplos
fallidos de comunicación de gobierno cuando creen y/o piensan que continúan en
campaña y que el centro de la misma es el candidato. El ejemplo más reciente es
Mauricio Macri en Argentina.
Entre los focos rojos del futuro presidente de México está la
cancelación del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, la cual se someterá a
consulta para decidir si se cancela o se adapta la pista de Santa Lucía. Otro foco
rojo es la promesa que desde el día 01 de su gobierno se acabaría la corrupción
por la sencilla razón de que él sería el ejemplo. Otro foco rojo es la
reducción de salarios de diputados en el Congreso Federal, lo cual no pasó y
echaron abajo dicha iniciativa.
Son muchos los puntos rojos que pueden alumbrar o escurecer a la
futura administración lopezobradorista, sobre todo si tenemos en cuenta que fue
precisamente el cinismo y la falta de sensibilidad lo que oscureció a la
administración peñista. No olvidemos que el hartazgo que capitalizó muy bien en
campaña es un arma de dos filos lo cual supone extrema cautela, porque a partir
de diciembre los papeles cambian y el malo de la historia ya no será el mismo.
Algo que llama la atención desde campaña, es la pasión nata de
Andrés Manuel de ser el candidato antisistema, sin embargo, hay similitudes en
la forma de comunicar que lo asemejan con Donald Trump. Debe tener cuidado de
no caer en ese juego peligroso y arriesgado del que pocos pueden salir
victoriosos.
El contexto político (sin oposición prácticamente) que existe en
México probablemente pueda alargar la luna de miel de López Obrador, sin
embargo, la esperanza de un cambio debe dar muestras tangibles para la
sociedad, de lo contrario será un revés. Subestimar el hartazgo de la sociedad es
un error.
La gente lo que quiere ver es congruencia en sus políticos que los
gobiernan (aunque en ella no siempre exista). No sé puede pretender ser
diferente cuando haces las mismas cosas de siempre. La sociedad hoy es
vigilante de sus gobiernos. Congruencia es la clave. En ellos está quitar esa
tela transparente que deja entrever más de lo mismo.
Ojo, estamos en la primera llamada, aunque no lo parezca y todos
estamos involucrados. Estemos pendiente…
Texto publicado en la Revista D'interés