Pena de muerte en México?


medio de una serie de irregularidades que dejan entrever la violación de los derechos así como la fragilidad de la impartición de justicia, el pasado 22 de enero fue ejecutado el mexicano Edgar Tamayo por el supuesto asesinato de un policía en Estados Unidos de América en 1994.

La pena de muerte es un método que sigue vigente en muchos países del mundo como castigo, registros históricos indican que dicha practica ha sido parte de los sistemas penales desde la existencia de éstos. En pleno siglo XXI la pena de muerte sigue vigente y es practicada con la idea de disuadir o inhibir la delincuencia.

Uno de los derechos humanos fundamentales es el derecho a la vida, en este sentido la pena de muerte viola tal derecho. En la actualidad no existe evidencia que demuestre que la pena de muerte sea un método útil para modificar o reordenar el comportamiento de una sociedad.

De acuerdo a Amnistía Internacional en 2011 había aún 20 países que ejecutaron condenados a muerte, estos eran China, Irán, Irak, Arabia Saudita y Estados Unidos de América. En éste último, la pena de muerte es legal en la mayoría del territorio (32 estados), sólo en 18 estados ha sido abolida.

¿Pero en México, podría implementarse la pena de muerte para disminuir la delincuencia?. En el marco legal no, ya que la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en su artículo 22 prohíbe la pena de muerte en el territorio mexicano.

Aunado a las razones legales, existen argumentos que muestran que implementar un sistema de ese tipo para disminuir la delincuencia sería un error, sobre todo si se tiene en cuenta que nuestro país tiene índices muy bajos en impartición de justicia.

De acuerdo a The World Justice Project (WJP) el sistema judicial penal mexicano en 2012 y 2013 obtuvo una calificación 0.35, en una escala de 0 a 1, donde 1 es lo mejor y 0 lo peor. En justicia civil fue de 0,40, mientras que en derechos fundamentales su ubico en 0,56. Lo que refleja el enorme reto que persiste en México en esta materia.

En este contexto, es importante tener en cuenta que en México el 93% de los delitos como robos a casa o vehículo, homicidios, secuestros, extorsiones, violaciones sexuales, lesiones y delitos patrimoniales quedan en la impunidad (PGR, 2013). 

El caso del mexicano ejecutado el mes pasado, Edgar Tamayo, estuvo plagado de distintas irregularidades, ya que fue acusado de matar a un policía con tres tiros, cuando el mexicano estaba esposado por ser detenido por un asalto a un centro nocturno. El apoyo o asesoría de la cancillería no estuvo presente en tiempo y forma, así como el hecho de que el mexicano padecía discapacidad mental leve.

Edgar Tamayo pertenecía al caso Avena, un grupo de 51 mexicanos que tienen irregularidades en sus procesos penales en Estados Unidos de América, por lo cual en 2004 la Corte Internacional de Justicia resolvió que el vecino país estaba obligado a revisar y reconsiderar sus sentencias.

Para la ejecución de Edgar Tamayo no importó la Convención de Viena que argumentaba la Cancillería mexicana, ni el fallo de la Corte Internacional de Justicia en el caso Avena. El 9 de abril, es la fecha programa para la ejecución del próximo mexicano, Ramiro Hernández Llamas, acusado de violación y muerte en Estados Unidos de América.   

Es evidente que el sistema está plagado de irregularidades en sus procesos, instituciones, autoridades y organizaciones tanto en México como en Estados Unidos de América. En este sentido y teniendo en cuenta que la pena de muerte es un método irreversible, resulta erróneo aplicarla en nuestras sociedades.

En el caso de los mexicanos sentenciados a la pena de muerte, las autoridades competentes deben brindar el apoyo así como las gestiones necesarias para detener estas sanciones irreversibles, sobre todo si se tienen en cuenta las irregularidades en sus respectivos procesos.


Hoy en día, los esfuerzos deben estar enfocados en crear y fortalecer los sistemas de justicia, así como la prevención del delito desde diferentes flancos ya que la delincuencia no es un problema que proviene y mucho menos se resuelve desde un solo frente. Estemos pendiente…
(Texto publicado en la revista D'interés)

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