Consecuencias de una ilusión política
En las elecciones de junio del año pasado hubo varias elecciones que llamaron la atención en la opinión pública por diversas causas, unas más que otras, por ejemplo, la celebrada en Cuernavaca Morelos donde resultó ganador el ex jugador Cuauhtémoc Blanco, hoy alcalde de dicha capital.
Aunque su partido no era tan fuerte, Cuauhtémoc tenía dos
fortalezas que potencializó y logró transformar en votos, una fue su
popularidad como un icono del futbol mexicano y el hartazgo de la clase
política. Una de sus frases en campaña era “Ustedes confíen en mí. Yo voy a
hacer las cosas bien; no soy no soy como esos políticos que no tienen corazón.
Les aseguro que yo no les voy a fallar”
Una campaña ganadora que tuvo como eje una estrella nacional del
fútbol mexicano. Una campaña del Partido Social Demócrata (PSD) que buscaba
salvar el registro, incluso se mencionó que existía un contrario del futbolista
con dicho partido, recuerden que el año pasado hubo una fiebre de artistas
postulados por partidos pequeños que buscaban sólo un objetivo: conservar el
registro.
De acuerdo a una encuesta realizada por la casa Parametría, el 60%
de los mexicanos opina que todos los candidatos del espectáculo incluyendo los
del deporte que se postulan para algún puesto de elección popular son personas
utilizadas por los partidos para obtener votos.
En México tenemos un sistema de partidos enorme, lamentablemente
no existe representatividad y mucho menos una diferenciación entre ellos, donde
finalmente lo que representan son negocios para unas cuantas familias.
Actualmente el INE tiene registrados 10 partidos nacionales.
En alguna conferencia un alcalde independiente mencionaba que era
más difícil obtener una candidatura independiente que crear un partido
político. Por ello partidos grandes se ven beneficiados de la creación de
partidos pequeños que se convierten en una franquicia con grandes dividendos.
Después de meses como alcalde, las decisiones en su administración
no han sido del todo bien recibidas, así como la falta de transparencia en
éstas ha convertido el escenario político álgido y para la sociedad una
administración opaca y poco eficaz. El último escándalo ocurrió cuando designó a
su ex representante deportivo como Secretario Técnico de Presidencia, una
secretaría de las más influyentes de la administración.
Parecieran problemas comunes para una administración, sin embargo,
lo grave de dichos escenarios es que no sólo descomponen el sistema de la
administración, sino también el de la sociedad.
Una de las principales lecciones de este tipo de estrategias
electorales es que no tienen futuro, pueden funcionar una vez, pero
difícilmente volverán a ocurrir principalmente porque resultan una decepción
para la sociedad.
Una cosa es tener las mejores intenciones para gobernar, pero si
los candidatos no se rodean de gente adecuada, que cumpla con cierto perfil,
difícilmente lograran llegar a buen término. En este sentido, la relevancia de
impulsar iniciativas ciudadanas como la Ley 3 de 3, la cual busca que los
servidores públicos rindan tres declaraciones, la patrimonial, de intereses y
fiscal.
Hoy estamos en medio de un proceso electoral donde el próximo 3 de
abril iniciarán campañas para gobernador en 12 estados del país, por lo cual,
es muy importante reflexionar sobre el rol que juegan los partidos en la
designación de candidatos, así como la sociedad al emitir su voto. Estemos
pendiente…
Texto publicada en la Revista D'interés