Saldos y lecciones del Primer Debate
De
los cinco candidatos que participaron en el primer debate presidencial el
pasado 22 de abril, todos se dijeron ganadores, como siempre, pero en realidad
solo hubo un perdedor.
Los
debates se realizan para contrastar a los candidatos y que dicha información
sirva al electorado que aún no ha decidido su voto a tomar una decisión. Por
otro lado, los debates estratégicamente sirven para posicionar a un candidato y
volver más competitiva la elección.
Un
debate televisivo es un show donde su mayor rentabilidad se encuentra en el
postdebate.
Ricardo Anaya tenía una expectativa
alta (El Financiero) para ganar el
debate por sus habilidades que posee como orador. Su desempeño fue bueno al
realizar el mayor número de ataques y generar la percepción de que él es el
segundo lugar en la contienda. A pesar de ello, el candidato del Frente
continua sin convencer, su imagen no conecta con el electorado, un problema que
no han podido resolver por un lado y por el otro la adhesión de todos los
gobernadores y actores políticos al interior.
Andrés Manuel López Obrador pretendió
seguir el guion, tenía altas expectativas (El
Financiero), por ser el puntero era lógico que iba a recibir la mayor
cantidad de ataques. Salió raspado por el tema de los dos departamentos que no
había declarado, se confió demasiado, subestimó el evento, su comunicación no
verbal pésima, la peor de los cinco. Fue el candidato menos preparado (algunos
otros sobreentrenados). A pesar de ello, no hubo elementos que pusieran en
riesgo su candidatura.
Jaime Rodríguez El Bronco en términos de comunicación fue el candidato que más
dio de que hablar. La irreverencia e irresponsabilidad son sus sellos
comunicacionales, sin embargo, hubo una irresponsabilidad al proponer cosas
absurdas como cortar las manos a los delincuentes, lo cual deja entrever su
poco o nulo conocimiento. A pesar de ello, logró su objetivo, que lo conocieran
en todo México y atacar. Recordemos que El
Bronco llega a la boleta por resolución del Tribual Electoral a pesar de
haber presentado firmas falsas ante el INE.
Margarita Zavala por su parte, tenía
expectativas medianas, su desempeño durante el debate sorprendió en momentos al
mostrar una candidata fuerte, sin embargo, en otros momentos se vio
sobreentrenada, así como poco clara al responder temas relacionados con su
esposo, el ex presidente Calderón. El objetivo de Margarita era atacar a Anaya
para atraer el voto panista.
José Antonio Meade, a pesar de que no
tenía muchas expectativas de ganar el debate (El Financiero), si tenía sobre sus hombros las responsabilidad de
dejar claro que estaba en segundo lugar, lo cual no sucedió. Sus habilidades
comunicacionales del candidato son débiles, a pesar de tener los conocimientos
suficientes para desempeñarse en el ejercicio. Tuvo ataques certeros a López Obrador
y Anaya pero que al final del día no fueron suficientes. El lastre que trae
sigue siendo su envoltura.
Lecciones
del primer debate:
Al
final del día, el gran ganador del debate fueron los memes, los cuales fueron
parte esencial del impacto comunicacional durante y después del debate. El
formato del debate también fue un acierto así como sus tres moderadores.
El
perdedor del debate sin duda fue el candidato oficialista, ya que la apuesta de
su campaña era dejar claro quién tenía el segundo lugar sobre todo en términos
de diferenciación con el puntero. Ahora la mayor apuesta radica en convencer a
su partido de ser competitivo, lo cual resulta complicado. No descartemos una
alianza de facto. El mes de junio será clave.
Andrés
Manuel, a diferencia de sus dos campañas anteriores, se había dejado asesorar,
se veía una estrategia disciplinada, sin embargo, su soberbia puede marcar la
diferencia. Subestimar el debate, no prepararse puede llevarlo a cometer
errores innecesarios y ponerlo en la tabla. Recordemos que el enemigo número
uno de López Obrador es él mismo.
Si
pudiéramos hacer una comparación de este debate con el de 2012, el mochamanos
podría semejarse a la edecán del debate de 2012, ambos elementos distractores
mediáticos.
Un
buen candidato no necesariamente es un buen presidente y viceversa. En campaña
a nadie debe darse por muerto, hacerlo es un error.
El
asesinato de los tres estudiantes de cine en Guadalajara que ha producido
indignación en la sociedad mexicana tendrá un impacto en la campaña, hasta
ahora la disminución del impacto del postdebate es un inicio.
El
segundo debate presidencial será el 20 de mayo en Tijuana, el cual promete un
nuevo formato, público en el foro, así como las conducciones de León Krauze y
Yuriria Sierra. Estemos pendiente…
Texto publicado en la revista D'interés