De los 5 quedan 4 y de ellos solo 2
Se
creo mucha expectativa sobre el segundo debate presidencial y el resultado
quedó muy corto, nos quedó a deber. En este sentido, los efectos no tendrán
mucho efecto en la opinión pública.
Ser
el primer debate con público resultaba atractivo, sin embargo, no lo fue, pareciera
que el público era un elemento más de la escenografía del set en la Universidad
Autónoma de Baja California. Por otra parte, el protagonismo de Yuriria Sierra
y la poca experiencia de la dirección de cámaras, hicieron evidente la falta de
preparación del segundo debate presidencial.
Por
parte de los participantes, no hubo un detalle que dé de que hablar y que pueda
ocupar a la opinión pública más que chascarrillos por parte de Andrés Manuel
López Obrador como el acto dramaturgo de la billetera o la frase de Ricky
Riquín Canallín. Ataques y descalificaciones fueron parte del debate que solo
fueron parte del entretenimiento televisivo.
El
mejor desempeño del debate fue para el candidato del Frente, Ricardo Anaya, el
timing, el uso del espacio y los recursos que utilizó lo posicionaron como el
candidato que mejor se preparó. Seguramente subirá puntos en las encuestas
después del debate, pero no los suficientes como para mover el tablero de las
preferencias.
El
problema que tiene Anaya es que es un candidato ficticio, para la gente de a
pie no es un candidato de carne y hueso, su sonrisa permanente resulta falsa,
no es cercano. Si se revisan las encuestas su campaña no es estable, sube y
baja en las mediciones, porque su efecto se encuentra en el aire (spots), no en
tierra. De los tres candidatos fuertes, es el que menos estados ha visitado.
José Antonio Meade realizó un papel mucho mejor que en el primer debate, sus
conocimientos en la materia fueron clave, sin embargo, el lastre del PRI y del
gobierno actual lo hunden. El mayor error fue no aceptar que la visita de Trump
candidato a México había sido un error. A pesar de ello, seguramente subirá
algunos puntos que no serán suficientes para colocarse en el segundo lugar.
Andrés Manuel López Obrador, el puntero en las encuestas continúa siendo el candidato
teflón, ya que ningún ataque resulta efectivo. A pesar de ser el candidato con
menos habilidades para debatir, hizo uso de frases coloquiales que le permiten
permanecer en la mente del auditorio. En este segundo debate, López Obrador
salió mejor posicionado que en el primero.
Por
su parte, Jaime Rodríguez “El Bronco” demostró su nulo conocimiento del tema
del debate y sus ocurrencias lo demostraron. A diferencia del primer debate, no
logró posicionar un tema para el posdebate. No tenía nada que perder y tampoco
que ganar. Su gran aportación el abrazo entre López Obrador y Anaya que las
cámaras no pudieron mostrar.
La
ausencia fue de Margarita Zavala quien días previos al debate renunció a la
candidatura independiente por presuntas presiones de empresarios que retiraron
su apoyo, pero también porque su campaña no resultó lo que se esperaba, no
despegó y resultó contraproducente para algunos.
En
resumen, un segundo debate donde hubo ataques, cero propuestas concretas y
mucho show, empezando por la moderadora. A pesar de ello, son ejercicios que
debemos ver, celebrar pero también criticar para que los próximos sean mejores.
Como ciudadanos debemos exigir más a las autoridades, a los candidatos y por
supuesto a nosotros mismos.
El
humor de la sociedad es tal que su único objetivo es castigar. El voto es una
cuestión emocional no racional, en este sentido, gran parte de lo que viene
será explicado. Todo lo que hacemos o dejamos de hacer tiene una consecuencia.
Están
por iniciar iniciar las campañas a diputados locales y presidentes municipales
en el Estado de México y con ello, entramos en la última recta de campañas de
este proceso electoral, el más concurrido de la historia de México. Los ajustes
en los equipos de campaña están por entrar en su última fase. Estemos pendiente...
Publicado en la revista D'interés